Publicado en la Revista digital "Razón Pública", el 24 de Mayo de 2010.
Más allá de lo que vieron los medios, pueden percibirse logros y redefiniciones en la relación entre la Unión Europea y los distintos países de América Latina.
Ha culminado otra Cumbre de los Jefes de Estado y de Gobierno de América Latina con sus pares de la Unión Europea (UE). En este tipo de reuniones, es útil considerar dos clases de hechos y sus resultados: por una parte, los relacionados con la reunión propiamente dicha; y, por otra, los encuentros informales que sostienen grupos pequeños de mandatarios o de países. Comienzo por estos últimos porque esta vez, como suele ocurrir, produjeron los frutos más relevantes.
El acuerdo de la UE con Colombia y PerúDebemos entender que la UE no ha firmado "acuerdos de libre comercio" en los últimos años. Lo que firma son Acuerdos de Asociación o de cuarta generación, que incluyen Diálogo Político, Cooperación, y Acuerdos Comerciales, con vasos comunicantes muy importantes entre las tres partes. En el caso de los países andinos, existe un Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación, firmado hace varios años. Este no ha sido aún ratificado por todos los países de la UE, pero es de esperar que lo sea antes de un par de años. Así, los negociadores supusieron que esos capítulos estaban prácticamente acordados, y no han querido reabrir esas temáticas. Se concentraron en los temas comerciales, lo cual es una novedad para los negociadores europeos, y lo hicieron finalmente con dos de los países andinos, después de haber intentado preservar, infructuosamente, la unidad entre los cuatro países miembros de la CAN. En efecto, los gobiernos de Ecuador y Bolivia, tienen ahora políticas proteccionistas y están incluso elevando aranceles; no son en general, partidarios de los acuerdos de libre comercio. Para Perú y Colombia, por el contrario, el modelo es semejante al mexicano o el chileno, vale decir la atracción de inversiones por la vía de acuerdos de libre comercio con un número muy importante de países del mundo.
Así, para los países andinos, la firma del acuerdo implica una dualidad. De un lado es dolorosa porque demuestra que la Comunidad Andina de Naciones (CAN) no puede avanzar más en materias comerciales: no fue posible un acuerdo entre los cuatro países para negociar con los 27 socios de la UE. Pero Colombia y Perú avanzaron en su camino de apertura global: acuerdos semejantes se han firmado con una decena de países latinoamericanos, más Estados Unidos y Canadá, y ahora con los 27 miembros de la UE. El paso siguiente parece claro: apertura hacia el Pacifico, más avanzada en el caso peruano, pero en la mira de las necesidades de Colombia bajo el próximo gobierno, cualquiera que él sea. Por otra parte, el asunto con la UE plantea una rara paradoja: un acuerdo de diálogo político y cooperación que podría entrar en vigencia con los cuatro países andinos, pero al mismo tiempo un acuerdo comercial que operaría sólo con Colombia y Perú.
En términos políticos y estratégicos, internacionales y nacionales, el acuerdo con la UE era tan importante para el gobierno colombiano, que las presiones de un gremio (FEDEGÁN, en este caso) no hubieran podido impedir ni retrasar su firma por parte del presidente Uribe. Seguramente FEDEGÁN acabará por obtener una serie de compensaciones del tipo de las otorgadas al sector agrícola, con dos diferencias significativas: (a) por razones de "timming", el impacto electoral sería mucho menor que el de "Agro Ingreso Seguro" (AIS), y (b) será difícil que los que más tienen obtengan la parte sustanciosa del pastel, como sucedió con AIS. Pero es casi seguro que los ganaderos tendrán algún mecanismo de compensación o de regulación que equilibre o impida el ingreso de leche en polvo desde Europa. En cuanto a carne, Europa no exporta sino todo lo contrario; y en lo relativo a leche líquida, los costos de producción y transporte son tales que los europeos no podrían competir en los mercados andinos, por lo cual el tema no es materia de discusión.
En cualquier caso, la ratificación del acuerdo puede tener algunas complicaciones en el caso de los países europeos, en particular por la presión de algunas ONGs y sectores políticos y sociales que ven con preocupación la situación de Derechos Humanos en Colombia. También se opondrán algunos sectores que simpatizan con el modelo del gobierno venezolano o el boliviano, o que antipatizan con el gobierno colombiano actual. De todas formas, los últimos deben ser aproximadamente una cuarta parte del Parlamento Europeo. Los primeros son más, sobre todo si consideramos que los europeos en general, incluyendo los representantes de las corrientes políticas más representativas en las instancias comunitarias, otorgan una importancia capital a los Derechos Humanos.
Los acuerdos con Centroamérica
En cuanto a los centroamericanos, sucedió un hecho notable: se firmó con ellos un Acuerdo de Asociación que constituye el primer acuerdo de esta naturaleza firmado por los europeos con otra región del mundo. Muy posiblemente veremos una ratificación muy rápida de dicho Acuerdo, y un consiguiente aumento del comercio y la cooperación entre la UE y Centroamérica.
Con la firma de dicho instrumento habría ya una línea de países que va desde México hasta Chile, en el área del Pacifico -con la sola excepción del Ecuador- con acuerdos firmados (algunos en vigencia) con Estados Unidos, Canadá y los 27 países de la UE. La mayor parte de ellos tienen también acuerdos vigentes o en negociación con los países del Asia Pacifico. Se trata de un gran avance en el proceso de inserción internacional, por lo menos en su parte normativa; lo demás corresponde a la estructura de las economías, los nichos de mercado y la capacidad negociadora de los países y las empresas, así como a la capacitación de la población y las políticas de competitividad.
La sorpresa inicial del MERCOSUR
Hace casi una década se iniciaron las negociaciones para un Acuerdo de Asociación entre la UE y el MERCOSUR. Estas conversaciones se frenaron en su momento por un diferendo Norte-Sur que también ha frenado la Ronda del Milenio dentro de la Organización Mundial de Comercio (OMC): de un lado, los subsidios abiertos o camuflados que otorgan los países desarrollados a la agricultura, la ganadería y la pesca -cuando no a sus productos industriales- y de otro lado los temas de propiedad intelectual (software, marcas y patentes, química farmacéutica) de enorme sensibilidad para los países del Norte.
Hace casi una década se iniciaron las negociaciones para un Acuerdo de Asociación entre la UE y el MERCOSUR. Estas conversaciones se frenaron en su momento por un diferendo Norte-Sur que también ha frenado la Ronda del Milenio dentro de la Organización Mundial de Comercio (OMC): de un lado, los subsidios abiertos o camuflados que otorgan los países desarrollados a la agricultura, la ganadería y la pesca -cuando no a sus productos industriales- y de otro lado los temas de propiedad intelectual (software, marcas y patentes, química farmacéutica) de enorme sensibilidad para los países del Norte.
Se había dado por sentado que ese diferendo tendría que despejarse en Doha y en las reuniones subsiguientes, antes de volver a llevarlo a los acuerdos sub-regionales. Pero como parece existir un estancamiento en las conversaciones globales, los principales actores (en este caso algunos miembros de la UE, Brasil y Argentina) habrían llegado a la conclusión de que debían intentar algunas aproximaciones, así no sean tan ambiciosas, por la vía del entendimiento UE-MERCOSUR.
Si existe la voluntad de avanzar, así sea hacia una meta mediana, sería posible cerrar rápidamente las negociaciones con un Acuerdo en el cual la Cooperación y el Diálogo político sean muy importantes, y con algunos avances en cuanto al comercio. Si por el contrario, se pretende que el acuerdo sea ambicioso y omnicomprensivo, las negociaciones volverían a estancarse en el curso de pocos meses.
El factor VenezuelaSin embargo debe notarse que el único requisito pendiente para el ingreso pleno de Venezuela al MERCOSUR, después de tres años de espera, es la aprobación por parte del Congreso de Paraguay, dado que ya se produjo la del Congreso brasileño. No parece posible que dicha aprobación se pueda producir en el curso de los próximos meses; pero podría darse eventualmente en 2011 o 2012.
Una vez Venezuela ingrese plenamente, cualquier negociación del MERCOSUR con los europeos se vería paralizada. Como sabemos, el actual gobierno de Venezuela es enemigo acérrimo de cualquier acuerdo que implique libre comercio. A fin de cuentas, su petróleo se compra ávidamente en los mercados mundiales, con independencia de su precio (y de su calidad inferior al West Texas Standard). Más que por una razón política (que se esgrime en el argumento), Venezuela no necesita acuerdos de libre comercio por la estructura de su economía. En estas circunstancias, tanto los europeos, como los miembros actuales del MERCOSUR tienen un tiempo limitado para sus acuerdos.
Por otro lado Brasil y Argentina, que quisieran jugar un poco más en los acontecimientos mundiales, han visto en un posible acuerdo con Europa, una posibilidad de aumentar su presencia en las grandes discusiones de la OMC, dentro de la cual sus posiciones son muy distintas de las de Venezuela.
Por todo lo anterior es posible, pues, vislumbrar algunos acuerdos así sean muy básicos, pese al proteccionismo agrícola y pecuario de algunos países europeos. Europa desea además proveerse de alimentos en los países del MERCOSUR, antes de que dichos productos se dirijan por completo, como es la tendencia, hacia China, India y Asia sud-oriental. También necesitan los europeos, competir exitosamente en los mercados latinoamericanos con sus productos industrializados y sus servicios, hoy día muy costosos, más que por el rubro del transporte, por el alto costo de las exportaciones europeas debido al alto nivel del Euro. La crisis monetaria puede contribuir así, paradójicamente, al comercio exterior europeo.
¿Y qué se logró en la gran reunión multilateral?Pese a la desproporción entre las dos regiones, para los europeos se trataba de una reunión interesante, por ser la primera vez que las autoridades elegidas bajo el nuevo esquema de la UE se reunía con un grupo continental extra-europeo. En efecto, la reunión fue encabezada por España -país que ejerce la presidencia pro tempore- con la presencia de las altas autoridades comunitarias, incluyendo al nuevo "ministro de relaciones exteriores europeo".
Sin embargo, del lado español se registró un hecho singular: tratándose de una reunión de Jefes de Estado y de Gobierno, no es normal delegar en funcionarios diferentes del titular; pero en esta ocasión no asistió el Rey Juan Carlos, hecho sin precedentes en la diplomacia multilateral en las últimas décadas. En su representación lo hizo el Príncipe Felipe, el heredero de la Corona. La ausencia del Rey sólo puede explicarse por una de varias circunstancias: O bien no le otorga importancia a la reunión, asunto que parece inconcebible, por los antecedentes. O bien por enfermedad incapacitante, asunto del cual no hablaron boletines de Palacio. O bien porque el Protocolo europeo comunitario así lo exige, pero no es del todo claro. O quizás porque está preparando la sucesión en plena forma, lo cual implicaría la decisión de abdicar en el corto plazo. En cualquier caso, se trata de un mensaje que no debe tomarse a la ligera.
La Cumbre en sí misma fue más que todo la expresión de la voluntad política de acercamiento entre latinoamericanos y europeos. Quienes no asistieron, o mejor, quienes lo hicieron con el nivel de representación inadecuado (Venezuela es otro ejemplo), han mostrado poca habilidad para utilizar un mecanismo de entendimiento multilateral con importancia simbólica y regional.
El diálogo en materia de drogas ilícitasFinalmente, en el campo de las drogas ilícitas y los temas conexos, se produjo un hecho de importancia política: Existe, como sabemos, un mecanismo de diálogo en esta materia, entre la UE y los países de América Latina y el Caribe. Dicho mecanismo se concibió en su comienzo como un instrumento de carácter político, en particular en la medida en que la Europa Comunitaria había otorgado a los países andinos un Sistema Generalizado de Preferencias comerciales, como compensación por sus esfuerzos en la lucha contra las drogas. Era esta la expresión más palpable del principio de co-responsabilidad.
Pero también existían preocupaciones en el área del Caribe, y más tarde en relación con otros países americanos, a través de los cuales se mueve el tráfico de cocaína en especial. Los representantes de los países andinos habían visto con profunda decepción, la desaparición del Sistema de Preferencias vinculado con la lucha contra las drogas, para reconvertirlo en parte de un Sistema Generalizado. Pese a los discursos en contrario, esto equivalía a debilitar de manera sustancial el principio de co-responsabilidad. En ese sentido, los diálogos en la materia no debían convertirse sólo en intercambios de tipo técnico, pues se perdía allí la capacidad de innovación e interlocución con funcionarios de alto nivel, que permitiera compensar los esfuerzos extraordinarios de nuestros países, en otras áreas: provisión de empleo, migraciones, apertura a mercados, transferencia tecnológica e inversiones, entre otros.
Finalmente se aprobó en la Cumbre de Madrid, lo que los países andinos pidieron durante muchos años: que se eleve el nivel de interlocución entre las dos partes en estos temas, y que las reuniones dejen de ser conversaciones (que no negociaciones) entre técnicos y autoridades policiales exclusivamente, para devenir en un mecanismo efectivo y de alto nivel. Esto podría permitir acuerdos y aproximaciones creativas. Si los países andinos saben extraer las consecuencias necesarias, podremos recordar esta Cumbre como un hecho importante en uno de los temas más complejos de la agenda internacional.