agosto 18, 2010

EL G-20, LA IMPORTANCIA DE UN FORO MUNDIAL


La reunión de Junio de 2010 del gran Foro mundial fué más importante de lo que algunos suponen. Los pesimistas esperarían que cada una de estas grandes reuniones internacionales solucionen por sí mismas, los grandes problemas mundiales. Sabemos que eso no es posible y que se trata de hitos en el curso de largos procesos. Veamos los avances y temas pendientes de la más reciente reunión del Montreal.

Diego Cardona C
Publicado originalmente en la revista digital "Razón Pública".

Hace varias semanas, el 26 y 27 de Junio, tuvo lugar en Toronto, Canadá, la Cuarta Cumbre del G-20. Es esta, con mucho, la más importante Reunión Cumbre (es decir, de Jefes de Estado) transcurrida en lo que va corrido del presente año. En primer lugar es necesario saber quiénes son los Miembros del G-20. En general, son parte del mismo, los países más industrializados del mundo y algunas de las más importantes potencias medias del planeta.
La distribución geográfica es amplia, lo cual le da mayor fuerza aún: En efecto, pertenecen al G-20 los tres países de América del Norte (EEUU, Canadá y México), cinco actores europeos (Unión Europea como tal, Alemania, Reino Unido, Francia e Italia), una potencia Eurasiática (Rusia), cinco países asiáticos (China, India, Corea, Turquía, Arabia Saudita, Indonesia), tres latinoamericanos (Brasil, Argentina, y México ya nombrado), dos de Oceanía (Australia y Nueva Zelanda) y un africano (Sudáfrica). Trátese de temas económicos o políticos, la importancia del Foro no puede ser soslayada en el mundo contemporáneo.
Tres asuntos importantes debemos tener en cuenta en relación con el G-20:

El peso del Grupo de los 20
En primer lugar, el hecho de que el mismo represente aproximadamente el 75% del peso económico mundial. Inicialmente se trató de un foro sólamente deliberante, pero ha ido evolucionando gradualmente hacia acuerdos programáticos de la mayor importancia. Su énfasis ha sido el financiero y el económico en general, y es hoy día el Foro más importante para el análisis de la crisis global y los mecanismos internacionales que garantizar una salida de la misma. Es tal el peso del Grupo, que a sus reuniones Cumbres asisten como Invitados más relevantes, las cabezas de la ONU, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, y la Organización Mundial de Comercio.
Grupo económico? O político?El G-20 se creó realmente en 1999 (hace solo una década), como una manera de intentar afrontar los efectos negativos de la crisis económica que se desató en Asia sudoriental en 1997, pero que terminó afectando al resto del mundo, por lo menos hasta 2002. En sus inicios, fue concebido como un Foro de los Ministros de Economía, y los gobernadores de los Bancos Centrales. Es decir, con un propósito más bien de carácter técnico a alto nivel. Sin embargo, desde 2008 ha comenzado a efectuar reuniones Cumbres, es decir de Jefes de Estado y de Gobierno. Es ingenuo pensar que los Jefes de Estado de los países más importantes del mundo puedan reunirse para hablar solo de temas financieros o económicos en sentido amplio. Es inevitable que cada vez más, los referentes políticos aparezcan en las actuales y las futuras reuniones del Grupo. A fin de cuentas, pareciera que por la vía del G-20 se quiere concentrar algunas de las discusiones sobre el mundo del futuro, para hacerlas más operativas y efectivas. No es la democracia amplia aunque imperfecta de la Asamblea General de Naciones Unidas, eso es claro. También es cierto que aglutina solo a representantes de los Estados, con exclusión de otros actores internacionales, pero se trata de un grupo con gran capacidad de decisión.
La asimetría entre países desarrollados y países en desarrolloEs necesario tener en cuenta que dentro del grupo existe una importante asimetría. Sus reuniones cumbres, son precedidas en la medida de lo posible por reuniones del G-8 (EEUU, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia, Canadá, Rusia). El complejo problema del G-8 es la ausencia de China. Pero por el momento, las reuniones previas del G-8 implican debates y consensos previos a las reuniones del G-20, tanto en lo económico como en lo político. No existe, lamentablemente, por parte de los países en desarrollo que forman parte del Foro de los 20, un mecanismo semejante de concertación previa que permita un cierto equilibrio en el gran foro.
En la práctica, los grandes acuerdos del G8 tienen así un peso enorme en los debates y los documentos posteriores del G-20. Es cierto que existe nominalmente un grupo multilateral para trabajar los temas financieros y económicos generales por parte de los países en desarrollo (el llamado G-24, en el cual hay 7 países latinoamericanos (Brasil, México, Argentina, Colombia, Venezuela, Perú, Guatemala); pero desafortunadamente este grupo se ha limitado a reuniones técnicas (ministeriales y de otros funcionarios), sin el peso político que sería necesario para jugar como actor importante en el escenario mundial.
Los resultados de la Cumbre de TorontoAnte todo, es necesario examinar los antecedentes y el marco general de la Reunión Cumbre: El año 2008 trajo consigo el inicio de la fuerte crisis en los Estados Unidos, seguida de graves dificultades económicas en Europa, y de repercusiones variables aunque negativas en el resto del mundo. Es así como por iniciativa Europea, se efectuó la Cumbre de Washington en Noviembre de 2008, la cual produjo un resultado importante:
Los países tratarían de evitar el proteccionismo nacionalista, se implementarían medidas por parte de cada país para paliar la crisis, y se efectuarían reuniones subsiguientes de seguimiento e implementación. Se estaba consciente del hecho de que la crisis era la más fuerte desde 1929, y que produjo la mayor declinación del comercio en 70 años. Un año más tarde, en Pittsburgh, y dada la amplitud mundial de la crisis, se decidió incorporar a los países en desarrollo más importantes en los consensos, y se comenzó a desplazar el debate económico, del G-8 al G-20.
Fue en la reunión de Pittsburgh en la cual se mostró que existía un acuerdo para propiciar un marco general que pudiera ser propicio para el crecimiento balanceado y sostenible.

El tema central de la Cumbre
La Cumbre del G-20 en Toronto, tuvo como tema central, la preocupación por cómo afrontar la crisis económica global. Frente al asunto, los Jefes de Estado y de Gobierno, insistieron en que la recuperación es aún frágil, por lo cual se requiere un trabajo arduo, tratando de no disminuir los estímulos existentes. En especial, resaltaron que deben crearse condiciones para una demanda robusta. Los estímulos pueden tener. Obviamente, un componente neo-keynesiano. A ello, han añadido consideraciones sobre las condiciones que deben darse en los próximos meses: En la parte financiera y empresarial, la necesidad de una reforma y fortalecimiento de los sistemas financieros, y que el crecimiento sea global, y tienda a ser sostenible y balanceado.

El crecimiento se concibe vinculado al crecimiento global, y no solo al de unos pocos países, lo cual tiene importancia indudable en los análisis que sobre el sector industrial y financiero se puedan efectuar desde el mundo en desarrollo. Se mencionan como tareas importantes, el propiciar el incremento del ahorro nacional, el mantenimiento de las economías abiertas, y la ampliación de la competitividad exportadora. Sin embargo, se reconoce, asunto de la mayor importancia, que el crecimiento sostenible (hablan de “crecimiento” y no de “desarrollo”) debe basarse en los próximos años, más en las fuentes domésticas que en la demanda externa.
Y en el componente laboral, se insiste en la necesidad de la creación y crecimiento de una oferta de trabajo de calidad, reafirmando también la importancia de tres tareas fundamentales: a) Profundizar las estrategias acordadas por la Organización Internacional del Trabajo, con la OCDE; b) Recoger las conclusiones de la reunión de Ministros de Trabajo en Abril de 2010; c) Tener como propósito básico, el “crecimiento del trabajo y la protección social de los trabajadores”.
El gran reto: Cómo estimular la demanda con reducción del gasto fiscalEl desafío más importante que ha surgido de la Cumbre del G-20 en Toronto, es el siguiente: Los países no pudieron ponerse de acuerdo en un fondo de estabilización financiado con la tasación a las transacciones financieras, tal como lo solicitaban EEUU y algunos de los países Europeos (en especial Francia). Tampoco existen aún acuerdos concretos en materia de cuáles serían las regulaciones apropiadas frente al sector financiero, y qué intensidad tendrían algunas medidas eventuales.
Pero parece existir un acuerdo para reducir el déficit fiscal a la mitad en cada país de aquí a 2013, y una reducción también de la deuda en relación con el PIB. Es cierto que dichas reducciones, no se dan en números absolutos sino proporcionales; pero ello implica que existen tres alternativas: o se reducen los gastos, o se paga la deuda, o se incrementa el PIB. Una reducción de gasto fiscal en abstracto, provocaría problemas sociales muy complejos en EEUU, Europa y Japón, a más de los países de mayor desarrollo relativo del mundo no industrializado; ello sin contar con el impacto desastroso en los países de menores ingresos. Un pago de la buena parte de la deuda solo sería posible con un incremento muy grande de los ingresos y de las reservas nacionales, lo cual no procede en tiempos de crisis.
A lo que aspiran los miembros del G-20 es al parecer, a un incremento de la producción, el comercio y el consumo, con lo cual se produciría un incremento importante del PIB. Si los datos de referencia son los de 2009, ello sería posible en parte, pero constituye una apuesta fuerte y optimista. La realidad para 2013 podría ser diferencial, según los países que se analicen. Por otra parte, dada la crisis, el costo social podría ser también diferencial por estratos socio-económicos, con lo cual un incremento del PIB no necesariamente se expresaría en un mejor reparto interno.
La necesidad de las metas socialesPor lo anterior, la reunión de Toronto ha insistido en que debe otorgarse la mayor importancia a algunos de los temas sociales y relacionados, entre los cuales se citan:
1) Lograr las metas del Milenio de NNUU para 2015: Como se ha dicho, un avance en esta dirección en tiempos de prosperidad mundial, sería lento. El asunto será más complejo en tiempos de crisis, lo cual puede requerir medidas especiales en cada país. No es que los recursos mundiales lo impidan; es que las políticas deben ser afinadas para tomar en consideración estas metas que representan parte de los más nobles ideales de la dignidad humana.

2) Consideración especial para los “Países menos adelantados”: Este ítem requeriría un impulso a la cooperación para el desarrollo. En tiempos de crisis, la presión interna en cada país, será hacia atender a sus propios ciudadanos, y a “desviar” hacia adentro, recursos que en otras condiciones hubieran podido fluir “hacia afuera”.
3) Mayor responsabilidad en las explotaciones petroleras, y atención a los proyectos energéticos: El incidente del pozo en el Golfo de México, parece estar impactando la conciencia ambiental en los EEUU, lo cual puede producir algunos cambios de posición en el futuro próximo, aunque ellos serán seguramente muy puntuales.

4) Importancia del desarrollo (por crecimiento de la demanda): Se decidió establecer un Grupo de Trabajo sobre el Desarrollo con tareas concretas: promoción del desarrollo económico, agenda del desarrollo, y planes de acción multi-anuales. Este tema es de la mayor importancia: Representa el primer reconocimiento, a nivel global, de que la salida de la crisis, si se quiere que sea sostenible, requiere no solo algún grado de regulación, sino una política de activación de la demanda. En ese sentido, es un reconocimiento formal a las limitaciones del neoliberalismo de los noventa, y sobre la necesidad de implementar medidas cercanas al neo-keynesianismo. No significa este grupo de trabajo, sin embargo, una vuelta al Estado benefactor: se trataría más bien de una especie de promoción neo-keynesiana de las iniciativas individuales.

Vino viejo? Vino nuevo?
La Cumbre del G-20 en Toronto, nos ha traído, pues, algunos elementos nuevos y otros tradicionales. Entre los primeros, tenemos la presencia de los temas sociales por la vía de la necesaria activación de la demanda, y la necesidad mencionada de un marco regulatorio sólido con fuertes medidas y standares de transparencia; también, la necesidad de supervisión efectiva del mundo financiero (aunque se no se especifica el cómo ni el quién); todo ello, sin olvidar la necesidad de trabajar hacia la búsqueda de soluciones de mediano y largo plazo por la vía de las Instituciones Sistémicas (ruptura interesante con la vieja idea de que el mercado se regulaba por si solo). También es simbólico el llamado a la cancelación de la deuda de Haití, comenzando por la efectuada por el FMI, y un llamado a provisiones para la reconstrucción del país; de paso es el único caso citado en la Declaración Final.

En cuanto a los temas tradicionales, se reforzó la importancia del FMI el cual según la Declaración de Toronto, tendría hoy una fuerte legitimidad, credibilidad y efectividad. Por otra parte, las iniciativas sobre seguridad alimentaria se limitan al impulso a la innovación para el sector privado. Se insistió también en la importancia de la continuación de negociaciones de la Ronda Doha, en la próxima reunión de Seul, si bién nada se dice sobre los subsidios a la producción en el mundo desarrollado, por ejemplo. Finalmente, asunto importante se insistió en que “la corrupción afecta la integridad de los mercados, la competencia leal, distorsiona la localización de los recursos, destruye la confianza pública y mina el rol de la ley”. Por ello, la Declaración hace un llamado a que todos los miembros del G-20 ratifiquen la Convención Mundial de NNUU contra la corrupción.

En resumen, fue la de Toronto una reunión de los países más importantes del mundo. El Grupo de los 20 va adquiriendo importancia no solo económica sino política. Es notable el reconocimiento de la necesidad de regulaciones y transparencia en las transacciones financieras internacionales, y el hecho de que se reconozca de manera expresa que la reactivación sostenible solo es posible con una activación fuerte de la demanda, lo cual implica por supuesto capacidad de compra. No se pretende la vuelta al Estado de bienestar, pues se quiere reducir drásticamente los déficit fiscales, pero parece estar atrás la vieja idea de que los mercados se regulan por si solos. Será necesario estar atentos a los desarrollos de la Cumbre de Seul en Noviembre del presente año. El G-20 será dirigido por Francia en el 2011, y por México en el 2012. Para un país como Colombia, será necesario efectuar las gestiones diplomáticas de rigor, a fin de hacerse invitar a las reuniones futuras, tal como sucedió en la de Toronto. Las posibilidades de presencia y de “lobby” en estos foros son formidables para cualquier país en desarrollo. Esta tarea, va de la mano con el acercamiento necesario a la OCDE, cuyos vasos comunicantes con el G-20 son evidentes.

Glosario:
G-8: Compuesto por siete de los países más industrializados del mundo, más Rusia. Solo China está ausente entre sus miembros importantes.
G-20: El G-8, más buena parte de las llamadas potencias medianas, y la Unión Europea como tal. Por distribución geográfica:
a) Americanos: EEUU, Canadá, México, Brasil.
b) Europeos: Rusia, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia, Unión Europea como tal.
c) Asiáticos: China, Japón, India, Corea, Indonesia, Arabia Saudita y Turquía.
d) Por África: Sudáfrica.
e) De Oceanía: Australia y Nueva Zelanda.
G-24: Agrupación de países en desarrollo. De carácter técnico, dedicado a temas financieros:
a) Americanos: Brasil, México, Argentina, Colombia, Venezuela, Perú, Guatemala, Trinidad-Tobago.
b) Asiáticos: China, India, Pakistán, Filipinas, Sri Lanka.
c) Del Medio Oriente: Egipto, Irán, Argelia, Siria, Líbano.
d) Africanos: Sudáfrica, Nigeria, Costa de Marfil, Ghana, Congo, Gabón, Etiopía
OCDE: Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo. Agrupa a 31 países entre los cuales se encuentran aproximadamente 15 entre los más desarrollados del mundo. Solo México y Chile pertenecen por América Latina. El ingreso a la Organización constituye una de las prioridades de política exterior de la próxima administración colombiana. La OCDE es presidida actualmente por el exCanciller mexicano Angel Gurría.
 
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